Venimos a hacer historia

El homo sapiens, humano, ser racional, hombre, se ha encargado de hacer historia con el pasar de los años.

Este linaje del que dicen todos procedemos se expandió por el mundo siendo hoy más de 7 millones de herederos.

Definitivamente el hombre vino al mundo a hacer historia, pero desde que llegó, nació, fue creado y se expandió en busca de un lugar donde vivir, ha sido egoísta con todo aquello que posee.

Y es que hablando desde las cavernas hasta la era moderna, el hombre ha sido incapaz de compartir. Ha buscado más tierra para poseer, ha ocupado lugares sin petición y con decisión. No ha sabido usar las palabras para pedir ayuda, refugio y consuelo, sino más bien ha llegado y arrebatado todo cuanto él considera suyo y necesario para sobrevivir. Se ha convertido en el animal más poderoso y peligroso que existe.

Sin embargo, no todo ha sido malo en estos 300 mil años de evolución. Hubo tiempos esplendorosos y armoniosos. Hubo eras de respeto y colaboración. El trueque y los tratados comerciales eran aceptados y acatados. Los asentamientos no eran vulnerables sino más bien lugares de ocio, recreación, ambiente social y familiar en donde la cooperación y colaboración reinó .

Hasta que los conceptos de dinero y poder aparecieron y con ellos la sed por tener más y más. Dichos conceptos comenzaron a meterse entre cada cabeza humana ocasionando daños irreparables heredados por generaciones.

A partir de entonces los disturbios entre la población mundial no han dado tregua. Esa necesidad de poseer lo que no es nuestro. Esa necesidad de tener cada día más ha consumido al ser humano ocasionando pérdidas irreparables y sobre todo pérdidas humanas llamadas holocaustos.

La modernidad nos ha hecho así, nuestros antepasados desde hace miles de miles de años nos lo han repetido al grado de tenerlo tatuado en el cerebro. “Busca más, conoce más, pide más, da más”. Todo es “más” nada es suficiente y es por eso que hoy por hoy no somos felices con lo que tenemos, no compartimos, sentimos que merecemos todo y además quisiéramos hasta lo que el vecino tiene y al no tenerlo hacemos hasta lo imposible por conseguirlo.

Y es tanta la necesidad humana y el recuerdo cimentado de tener “más” que cuando alcanzas una mayoría de edad y te vuelves líder de algún sitio o ciudad ó dueño de una empresa, tienes ese deseo por controlar y tener, incluso somos capaces de crear guerras en menor o gran escala con tal de satisfacer ese deseo inminente del “todo” dando como resultado una total y absurda indiferencia.

El mundo colapsa. En México hay una guerra sangrienta en las calles, feminicidios en ascenso, secuestros de niños y decapitados por doquier, un tren construido sin importar los daños colaterales al ecosistema, una guerra en Rusia, otra en Israel, hay anti-semitas y odio por doquier.

¿En qué momento vamos a pisar fondo?

No necesitamos nada más que lo que tenemos a nuestro alrededor, ni siquiera un par más de jeans hablando banalmente. Todo lo que necesitamos lo tenemos aquí con nosotros.

Pero lo que si quisiéramos es que el mundo sea un lugar mejor y dejar de tenerle tanto miedo al hombre, al hombre en su plena extensión de la palabra, pues la raza humana se ha convertido en seres irreconocibles capaces de atrocidades impensables.

Necesitamos que las personas den más y deseen menos. Ayudar al mundo y no saquearlo desmedidamente. Que nos cuidemos los unos a los otros, buscando el bienestar común. Agradecer en vez de exigir. Trabajar en equipo. Respetar el hecho de que somos únicos y que todos tenemos los mismo derechos.

Necesitamos líderes que busquen el bien común y promuevan comunidades colaborativas comprometidas con el medio ambiente y las sociedades que habitan sus territorios.

Mientras esto no pase, mientras las mentes sigan cerradas, ambiciosas y egoístas el mundo continuará cayendo súbitamente que para renacer del infierno le costará mucho a las generaciones siguientes.

¿ Qué cambiarías?

Yo cambiaría los métodos de enseñanza cimentados por generaciones.

Comenzaría por enseñar acciones de bien y voluntarias a las nuevas generaciones. Sin exigirles esa necesidad del “todo”, al contrario les pediría que lo dieran todo. Que extendieran la mano hacia el prójimo cualquiera que este sea. Que se pregunten a cada momento ¿Cómo puedo ayudar?.

Enseñémosles a trabajar en mesas de opinión aceptando los diálogos que de ahí se generan. Aceptemos las diferencias, volvamos a ser seres humildes, conscientes y respetuosos. Ayudemos a reparar el mundo, a frenar el colapso, volvamos a ser humanos, esos humanos que vinieron a hacer historia y ahora nos toca cambiarla. Giremos el timón de este barco en el que estamos todos y busquemos una ruta que nos conduzca hacia un nuevo camino.

With 🖤 V

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