Las cosas que no dije y me enfermaron vs lo que dije y me liberó
Tengo recuerdos de todas las cosas que no dije. Tengo recuerdos incluso imaginando lo que hubiera dicho pero no dije y entonces formando una cadena interminable de ideas de lo que hubiese pasado en el momento en el que debía de haber dicho tal o cual cosa.
Pero luego llega la frase común de mamá “el hubiera no existe” y como un sopeton regreso a la cruda realidad en donde no dije nada y me quedo con demasiado por manifestar.
El hubiera no existe; ¡pero como me hubiera gustado decir tantas cosas!
Incluso recuerdo que cuando estaba más chavita me salieron unas cosas espantosas alrededor de los dedos, como unos ashes o verrugas, como quieras llamarles. Mi mamá dice que eran de estrés. Claro que era de tanto estrés, no solo por mi inmadurez sino también por todas las personas con las convivía a las cuales deseaba decirles cosas que nunca me atreví a decir y otras cosas que dije y que me arrepentí decir pues no tuve el valor para arreglar el vomito verbal de palabras que salieron en ese momento.
Y es que hoy comprendo que todo lo que sientas y no digas se encapsula en el cuerpo y se liberta en tu torrente sanguíneo provocando enfermedades o muy intensas o muy desgastantes como eran estos horribles ashes en cada dedo de mi mano y de mi pie las cuales solo con verlas me daban rabia y sabía que estaban ahí por todo lo que se acumulaba dentro de mi cuerpo.
Pasé muchos años con palabras por decir. Con NOS por voluntad. Con disculpas por pedir. Pasé muchos años con dudas por aclarar. Con pleitos por solucionar. Pasé incluso años con sucesos por afrontar hasta que dije BASTA. Las cosas se deben de decir. Las cosas se deben encarar y debes de ser responsable y madura para poder hablar, decir, opinar.
Y seamos sinceros en algo que he aprendido con el tiempo: cuando no dices lo que sientes, no expresas y liberas tus sentimientos, solo los reprimes y encapsulas mala vibra que internamente genera caos en cada célula, enfermándolo y saboteando.
Pero cuando comienzas a darte cuenta que decir lo que sientes libera, vas viendo que vas entendiendo más de la vida que te toca vivir.
Di lo que piensas aún y al otro no le guste escucharlo. Pide disculpas aunque te tiemble la voz. Expresa tu opinión sobre aquello que no te convenza del todo. Da tu opinión sobre algo sin temor y con firmeza. Di lo que tengas que decir en el momento que tengas que decirlo sin ofender a alguien y con mucho respeto. Alza la voy y liberate, que tu voz se escuche. Que tu vibra mueva a otros. Que seas ejemplo de honestidad y de respeto ante todo.
Grabate esto, es mejor liberarse de pensamiento que ahogarse en tus pensamientos.