La vida que vives y la que dejas ir
Llegue en punto de las nueve de la mañana para una dosis de terapia, me recibió amablemente Diego el recepcionista dándome los buenos días y preguntando si se me ofrecía algo de tomar - un café, indique- por el olor a recién hecho me fue imposible rechazar y nada mejor que una taza para despertar.
Me quedé en la sala de estar esperando a que llegara mi momento, impaciente tomé mi taza para devorar lo que está traía dentro.
Que impaciencia manejamos hoy en día pensé mientras tomaba el último sorbo de esa delicia.
Que tiene el café que esta delicioso? Pregunté
Un toque de canela y cardamomo contestó Diego.
Que delicia- acentí. Ofreciéndome otro y aceptando su amabilidad
El segundo me lo tomé con más calma y saboreando cada trago pero sobre todo analizando lo importante que es pausar los momentos que vivimos.
Vamos a todos lados a paso veloz consecuentemente donde volteemos vemos accidentes, atropellados, carambolas, pitasos de coche a coche apresurando al compañero de enfrente para que pase lo más rápido que pueda y podamos llegar al destino final.
Vamos volando que ni tiempo de pensar tenemos. Sin embargo siempre que llego a ese lugar me tomo el tiempo para respirar y pensar en todo lo que necesito sacar para aliviar mi alma. Así que siempre me pongo cómoda y elijo el sofa verde que es el más grande y cómodo de la sala de estar magistral llena de tomos de libros de la editorial Porrúa que alguna vez se vendieron pero de los cuales opino lucen bien en cualquier pared como decoración además de las pinturas abstractas que decoran las otras paredes.
Inhale, exhale y tomé un sorbo de café… Solo con llegar y sentarme comienzo a conectarme con mi interior, siempre sucede. Esta vez no fue la excepción:
Pausa, alto, tiempo fuera. Pausa, no se puede todo. Tiempo fuera, necesitas descansar. Alto, tus compañeros de casa deben de entender que aunque quisiéramos tenerlo todo no podemos y debemos de tomar un descanso de todo el caos que vivimos rutinariamente.
Ahora que aclaro mi mente mientras espero pacientemente creo que lo cansado es el consumismo en su máxima expresión y sobre todo que abarca cada aspecto de la vida diaria.
Quiero TODO, la fiesta, la invitación, el parque, la comida, más tiempo, más partidos, más de todo, nada es suficiente.
Siento que el problema es que crecemos creyendo que necesitamos todo y luego educamos en lo mismo queriendo dar todo y es ahí cuando parar o frenar es imposible o más bien es un berrinche seguro que va desde el niño de cuatro hasta el adulto de treinta y tantos. El problema del todo, es que nada es suficiente cuando uno ya lo ha probado valga la redundancia “TODO” y entonces cuando los límites aparecen se vuelve un caos.
Afortundadmente cuanto nos percatamos de que vivir así es imposible buscamos herramientas para poder salir del caos rutinario que vivimos debido al todo y es cuando acudimos como yo y muchos otros a la terapia la cual nos da herramientas para frenar esta excesiva vida que llevamos casi todos los humanos.
No se pude vivir así, con excesos, con berrinches, sin límites, con chantajes, con narcisismo, no se puede, se necesita frenar o al menos yo necesito frenar esa vida de consumo total y absurda. Un NO a tiempo construye más que un SI a todo.
El último trago de mi café esta por llegar y pienso recostada con los pies en chino, sin zapatos y encima del sofa verde de la sala de estar mas magistral que he estado jamás el último pensamiento que esta por desenredarse y liberar mi alma:
Pausa, alto, tiempo fuera, respira, no, no se puede todo, y no, no sufrirás un ataque de ansiedad por querer darlo todo, no se puede, comprende aceptación, disfrutar y agradecimiento del tiempo que tenemos en esta corta y linda vida.
Pausa, el tiempo pasa, los niños crecen, solo son pocas navidades con ellos, pocos veranos a su lado, se volverán grandes y el tiempo para disfrutarlos será corto así que recuerda pausa a la vida y a todo que nada vuelve, que nada es eterno.
Regreso Diego con la carta en mano:
Señora V, ya la esperan en la mesa de siempre.
With love V.