Don Tono

Se escucha un chiflido extraño proveniente de la calle, todos sentados en la mesa lo escuchamos pero solo aquel sentado en tu lugar, ese lugar que alcanza ver el pasar de los autos se asoma preocupado pues sabe que inmediatamente debe moverse.

Mientras tanto todos los demás escuchamos tu peculiar forma de caminar acompañado del tintinar de tus llaves.

-DON TONO- te saludan

Mm- levantas la mano y dices -buenas tardes-

Nos miras a todos, no te gusta el tumulto de gente pero a nosotros nos encanta ser tu gente.

Enarcas las cejas, aun cuando no tengas una sola pero yo creo que la ceja en tu frente al final es una expresión.

Asientas tus llaves y sigues tu camino hasta el final del pasillo.

Prendes la tele a todo volumen para ver a tus queridos Yankees de nueva york y no almuerzas hasta que todos se vayan.

No te gusta ver a nadie viejo pero a nosotros nos gusta verte y cada semana venimos a tu casa  para ver si acaso tienes ganas de vernos.

Suerte es verte, para mi lo era.

Te acuerdas cuando a veces llegabas a tu casa pitando frenéticamente para tratar de espantarnos (no lo hacías) y terminabas yendo a tu famosa guarida en donde vendías las mejores tortas de todo merida.

Esas deliciosas tortas preparadas a tu gusto, no el de los demás por qué si algún ingrediente le quitaban mejor que le compren al vecino decías.

Eras un bilioso y aún así bien que vendías “tortas GAMBI” en tu amado edificio, ese pedazo de tierra que te recordaba a tú querido padre y en donde disfrutabas tu soledad porque vernos a tantos en tu casa te causaba impaciencia.

Sin embargo tengo que decirte algo, al día de hoy tampoco me gusta ver a tanta gente y aún así amo estar rodeada de nuestra gente.

Míranos estamos todos aquí presentes despidiéndonos de ti don Tono.

Así que, aquí van unos cuantos recuerdos que vivirán en mi memoria siempre.

No fuiste al abuelo del siglo pero te quiero como si lo hubieras sido, por que decidí quererte como eras y como siempre ibas a ser a pesar de todo, por ello y mil razones más te elegí como padrino de mi primera comunión.

Te gustaba el helado, si es napolitano mejor aunque escarbaras y te comieras solo el sabor que te gustaba y dejabas el de fresa que a nadie le gustaba.

Te gustaban los malvaviscos, las galletas oreo, las rocaletas, los ciricotes, el pan y el chocolate.

Te encantaba viajar, si era a Mexico mejor y comprar todo lo que vieras en tu camino que vieras funcional y te lo traías a la casa en donde o se usaba o se arrumaba en la bodega que tenías en el patio o en tu edificio donde acumulabas todo lo demás que comprabas de oportunidad.

Siempre te gustaba buscar ideas para hacer, cosas para vender, lugares para conocer, comida por probar y si era barbacoa que mejor. Te sabías cada lugar de Mérida y de México con la mejor de todas.

Te gustaba que te prepararan la comida del día, no repetías y mi pobre chichi se ponía a pensar que cocinar cada día.

El merengue era tu perdición, el pastel de chocolate helado “Doña Anita” aunque yo creo que más te gustaba el merengue de esa pastelería, el queso de bola, la cochinita y ni que decir de tu famosa coca cola.

Solo te ponías tenis negros y de ahí pasamos a crocs negros extra wide.

Querías mucho a tus hermanas aunque no las vieras seguido pero estoy segura que dabas la vida por ellas.

Y cuando te decíamos “Me voy de viaje” Nos encargabas cuantas vitaminas recordaras y talco para pies.

Siempre vestías con guayaberas azules o blancas que llegabas y dejabas sobre la silla del comedor como si fuera su perchero para luego pasar a quitarte los tirantes que sostenían tus pantalones y también dejarlos colgados, era un deleite verte llegar y hacer todo eso.

Sabes, nunca entendí porque siempre dejabas las guayaberas en el comedor, llenas de monedas, si nadie podía tocarlas por si acaso te la ponías al día siguiente, para eso mejor la colgabas en tu cuarto, pero no, la silla era su lugar.

Ya luego te quedabas con tu camiseta blanca cual yucateco y  como no vendían cuello V pues tu solito la cortabas y honestamente no se veía mal.

Le ponías camisetas a los asientos de tus carros para dejarlos vestidos. Amabas las pick ups tanto que cumpliste el sueño al tener tu “ROBUSTA”.

Te encantaba la navidad, ese día vestías de rosado, tú pantalón de vestir azul, los tirantes a tono con tu corbata de rayas azules y el gorro de santa que honestamente te hacian lucir muy guapo.

No le dabas importancia a los regalos pero si a la sidra y al alcohol que solo tomabas ese día, no se ni cuál era, pero solo tomabas dos, suficientes para verte feliz comiendo tu platillo favorito el oloroso bacalao, con tu barra de pan francés que encargabas en tu panadería de confianza en el centro y las cuales ibas a buscar para tener pan fresco y ya después de la dosis estricta de gente te ibas al final del pasillo.

Otra cosa que vaya que recuerdo es que te encantaba decirnos las cosas, al menos a mi y a mis hermanas, pero más te gustaba que te contestáramos, no nos íbamos a quedar calladas y hasta sonreías cuando algo fuerte te decíamos pero eso si Tono te respetamos mucho y siempre, aunque no estuviéramos de acuerdo con tus ayunos prolongados para “limpiar tu cuerpo”.

Tenías trauma con el agua y la sal, los veías como la solución para todo.

Eras buen bailarín dice mi mamá y por dios como hablabas inglés me daba una envidia tremenda verte hablar así tan natural. A veces me preguntabas cosas para que te dijera el significado, cosas que por supuesto no sabía; como por ejemplo: beet root.

Betabeeeel contestaste seguido de un pendeja.

Desde ese día recuerdo perfectamente lo que significa y me prometí hablar ingles igual que tu mi libanés favorito con el carácter mas volátil que Sebastian ablando.

Quien iba a pensar que alguien te iba ablandar el corazón así. Y no solo fue el sino la bendita pandemia que a pesar del encierro te hizo amar más a cada una de las personas que dejo todo por estar y vivir contigo.

Y aunque te costo entregarte lo lograste, estos últimos años se vivieron al límite contigo. Amaste y te amaron, la cagaste y te cagotearon, disfrutaste y te disfrutaron

Que años, que momentos, que anécdotas. Y sabes algo Tono te queremos y te vamos a querer por siempre alma viajera.

Pd

Gracias por querer tanto al wero .

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