Jugamos mal

Si alguien llegara un día y yo no estuviera tan movida como estoy ahora y me preguntaran: Valeria para ti ¿qué es un equipo?  Contestaría ecuanimi: es un grupo de personas que tienen un fin común, con una comunicación efectiva. Un equipo persigue una misión y visión comprometida. Un equipo lo son todos, cada integrante es sumamente importante ya que estos se eligen de manera minuciosa. Así mismo un equipo debe estar acompañado de un líder, ese que se encarga de conducirlos al éxito porque, es la meta de un equipo ¿no es así?

Dicho esto le daré un giro de 360 grados a mi propia definición de equipo pues en este momento me encuentro en una batalla interna intentando entender lo que eso significa este termino en el mundo del fútbol. Y si, he de adelantar, que la percepción quizás sea muy diferente a la de todos los demás. ( Como siempre para el que me conoce bien)

A escasos días de iniciar el año este cuestionamiento comenzó a generarme una cantidad incontable de pensamientos que no han parado de desfilar en mi cabeza y todo esto debido a que creía que: mi hijo estaba “bien” en un buen equipo y a pesar de altas, bajas y unos cuantos desbordes emocionales habíamos tenido una buena temporada sin embargo, no fue así.

Una bofetada con guante blanco me asotó un jueves 11 de Enero aquel jueves en el que no he parado de pensar y pensar en: ¿que es un equipo?

Primero que nada un equipo debe tener un líder que los guíe al lugar que quieren llegar, que les de herramientas y los motive todos los días a ser grandes y mejores en la posición que desempeñan dentro de la cancha y no solo en la cancha sino también fuera de ella poniendo en práctica principios básicos cimentados por ese líder a cargo como es: la comunicación, la empatía y el respeto.

Este entrenador o este líder como quieras decirle se debe dar a la tarea de conocer a cada miembro sacando de ellos sus mejores aptitudes para y con el equipo y también debe ayudarlo a mejorar ciertos aspectos que sin lugar a duda pudieran llegarle a faltar.

Un equipo no solo se forma por el talento que va desarrollando o que tiene cada jugador, un equipo se forma y se hace invencible cuando cada miembro juega en conjunto (nunca de manera individual) conociendo, respetando y aceptando las fortalezas y debilidades de cada miembro.

Esto solo es posible cuando el líder de todos ellos valida y enseña, es ejemplo y se hace ejemplo.

Entonces regreso a lo que ocurrió el otro día después de la jornada deportiva del Domingo en donde sobra decir que a mi hijo lo desvalidaron del puesto que acostumbra jugar (que es ser portero).

Llegó en la noche y me dijo: “jugamos mal”. Sumando a esto, en el chat de mamás ya había leído las quejas sobre el desempeño deportivo de los demás niños y no comenté nada. Sin embargo, me pregunté en ese momento cuando todas las quejas se escribían: ¿acaso no se han percatado de la falta de liderazgo?

Ni un niño jugó mal, jugaron a lo que saben jugar pero en equipo no.

Cuando falta cabeza sobran errores. No, nadie jugó mal, no es culpa de nadie.

Cuando escuché esa frase: “jugamos mal” le dije:

  • No se jugó mal, se jugó individual. Si dejaran de dividir y apoyarse más, podrían unificarse. Nadie es mejor que el otro, pero creen que tienen más habilidad que el otro, no sé si porqué escuchan de alguien o por que ustedes mismos se glorifican. Nadie es mejor que el otro, repito nuevamente, si bien cada quien tiene sus aptitudes y eso es lo que cuenta en la cancha. De nada les sirve correr sin pasarla, sin tener a quien decirle “es tuya”, sin saber quien esta para ti cuando tu no puedes y sobre todo sin que sepas que puede hacer tu compañero para lograr un buen movimiento.

  • Tienes un entrenador que debe ser tu líder, su bastón, quien les enseñe cada cosa de cada quien y a cada uno le de su  lugar pero no, no lo tienen y juegan a la pelota porque futbol no es.

  • No son un equipo, son 11 personas tocando la pelota. Cuando se miren a los ojos, se den la mano y se digan estoy para ti y espero que estes para mi, cuento contigo ese día jugarán fútbol mientras tanto no se juega a nada. Un niño no comete errores así porque si, eso pasa cuando no hay un guía que los lleve, los entrene, los valore y les enseñe. No jugaron mal, solo necesitan jugar en equipo y algo muy importante la mente es el aliado de todos, se gana con la mente.

    Que te dije en el campo: palabras de aliento, fortaleza… Eso es lo que hace un líder, decir “vamos equipo”… No palabras nefastas que desmotivan, amargan y bajonean.

Entonces se quedó pensativo, pero en paz y se fue. Al rato volvió y me dijo:

  • creo que podría ser buen defensa

A lo que conteste

  • ¿Que te gusta ser?

  • Portero mamá

  • Pues lucha por tus sueños y que tu liderazgo te lleve a lugares impensables.

    Para cerrar con esto y sobre todo con este momento que estamos viviendo me quedo con lo siguiente:

Un atleta no solo es atleta por su talento en el deporte sino por su capacidad emocional, por su temple, fortaleza, dedicación, disciplina, perseverancia, ejemplo y más.

Justo ahí es donde intento llegar, además de que mejore día con día en lo que más le gusta que es el fútbol.

Un atleta o atletas se hacen gracias a líderes que estén junto a él o ellos y los orienten a llegar lejos y a conseguir  metas planeadas o propuestas con miras a ganar y a triunfar en eso que hacen, practican y aman. Un atleta forma parte de un equipo y ese equipo tiene en común un objetivo: ser mejores cada día en conjunto para lograr alzar la copa y/o las copas que se atraviesen en el camino.

Los sueños se cumplen, las metas se logran, nadie puede decirte que no puedes, el cielo no es el limite y tu mente tu fortaleza.

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