Quitando los adornos del árbol de Navidad
Era 31 de Diciembre ya me picaba quitar la decoración navideña pero en el fondo sientía un estrés descomunal por hacerle frente a un nuevo año. Una tremenda inquietud por esos 365 días de novedades buenas o malas, pérdidas, fracasos, alegrías, experiencias y demás sorpresas me estaban generando mucha ansiedad.
Siendo honesta, no soporto los primeros de enero, me bajonea pensar que ya pasó navidad y que todo un año se fue apresurado y sobre todo no saber si lo disfruté como debí de haberlo hecho.
No puedo ni comerme, ni me comí, 12 uvas (como marca la tradición) porque no sé si verdaderamente cumplí con los propósitos de este año que terminó.
Y es que las medias noches del último y primer día del año me confrontan y me retan porqué implican muchos meses por delante con las altas y bajas inesperadas.
El futuro es tan incierto algunos dicen, solo vive el presente y vívelo bien.
Claro que trato. Decir es fácil y entenderlo es lo difícil. Un día a la vez me comenta otra persona, pero luego cierro los ojos y veo todo el año que pasó y pienso en la chinga que se viene y me asusta.
Un día a la vez me vuelvo a recordar para tratar de encontrar un equilibrio en la mente.
No hay nada mejor que tomar las cosas con calma y a la ligera, lo que se puede hacer, se hace, lo que no, se intenta y lo que de plano no más no, pues, se deja. Yo no soy de las que se da por vencida nunca en nada así que estoy preparada para el nuevo año y los nuevos retos que para este 12 de Enero ya se huelen desafiantes pero que más da unas cuantas rayas más para el tigre, un reto, o quizás muchos retos y desafiantes, muchas metas por alcanzar y demás situaciones que se irán suscitando con el pasar de los meses.
Me estresa pensar en el futuro, no lo voy a negar, intento el lema de “un día a la vez” pero rendirme eso nunca, ni hoy, ni mañana, para adelante porque para atrás ni para tomar impulso.
Con determinación se puede lograr lo impensable.
Feliz 2024