No estamos listos para decir adiós

El futuro es en lo primero que pensamos cuando hablamos de relaciones interpersonales de cualquier tipo desde familiar, social hasta las del tipo laboral. Tenemos la mala costumbre de creer que todo dura para siempre y que el futuro esta asegurado debido a la idea preconcebida del “vivieron felices para siempre”. ¡qué falacia! ” una gran mentira; el futuro está sujeto al cambio y el cambio es inevitable.

Nada es eterno, como digo anteriormente todo está dentro de una espiral en constante movimiento provocando cambios los cuales nos agarran desprevenidos, es decir, nunca vemos venir los sucesos o las situaciones, estas simplemente ocurren y es aquí cuando “el para siempre” sorprende.

Esperamos eternidad, creemos en el infinito y esto solo es una idea, una que no es real, es algo que solo divaga en nuestra mente pero no es nada materializado. No hay infinitos ni eternidades en la realidad física, sin embargo, no dudo que en el plano espiritual si lo haya, pero a nivel físico todo tiene un principio y un fin, no hay más.

Entenderlo cuesta, asimilarlo también pues vamos viviendo la vida día a día pensando que todo va viento en popa, que todo va a salir como queremos; que habrán sin duda cambios pero que estos no harán que el barco (la vida) se vea comprometida. Sin embargo los cambios pueden ser drásticos al grado de hacer que nuestra vida de un giro de 360* inesperados.

Aquí es cuando dices: miarda de vida, ¿no se supone que siempre debemos vivir felices para siempre?

Pues no, claro que no, la vida es una prueba constante de que todo fluctúa en direcciones distintas.

Venimos al mundo con un propósito y aquí es dónde la palabra cambio hace efecto porque es en tu presente, en lo que estas viviendo, donde vas a enfrentar cambios y más cambios: inesperados, voluntarios, cambios que lastiman el alma, que te hacen fuerte, que te dan oportunidades, inexplicables, para bien o para mal.

Cambios para los que no estas listo, para despedirse, para arrepentirse, cambios para volver a empezar la vida o para darle un nuevo sentido pero al final siempre es una constante que varia y que no permanece estática ni controlable.

Siento que como humanos que somos nos desquiciamos al no controlar, pero la realidad es que no hay nada que podamos hacer al respecto solo aceptar que todo tiene un orden establecido e indefinido y que pueden (los cambios) suceder cuando menos nos lo esperamos, nos agarran en curva y no podemos evitarlo.

Nunca vamos a estar listos para los efectos que provocan pero puedo decir que si algo tiene esto a favor que es un aliado del tiempo y que bien con ayuda de este todo se cura, se aprende y se adapta a la nueva realidad.

Somos seres adaptables, somos versátiles pero a la vez nos cuesta esta versatilidad ojalá y todo fuera para siempre y a quienes más amamos pudiéramos conservarlos pero no es así, nunca lo ha sido, al final de todo somos almas en un cuerpo físico y nuestro tiempo puede ser corto o largo y eso solo es cuestión de Dios y nadie más.

El para siempre es un ideal no una realidad pero ojalá y lo fuera así conservaríamos a todos nuestros seres amados junto a nosotros y decir adiós sería algo rutinario no permanente.

Nunca vamos a estar listos para decir adiós, para enfrentar los cambios que el adiós trae consigo, cuesta tanto entenderlo y aliarte con el tiempo que vivir se vuelve tortuoso.

Sin embargo cuando todo esto pasa nunca estamos solos en mi creencia extraordinaria considero que cuando estas experimentando estas situaciones personas (ángeles) llegan a hacer que todo esto sea menos tortuoso y doloroso, así que gracias a cada persona que ha estado conmigo cuando la vida me ha sorprendido.

Y es que esta no va a dejar de sorprendernos pero tampoco nos va a dar algo que no podamos enfrentar, aprender y convertir.

Nunca estamos listos para decir adiós porque decir adiós es olividar y a quien se ama no se le olvida jamás.

V.

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